El Papa mantuvo una muy esperada reunión con la líder birmana Aung San Suu Kyi. La expectativa de grupos de defensa de los derechos humanos se centraba en que Francisco aludiese a la crisis de la minoría musulmana rohinyá.
El pontífice y la líder del país se encontraron en el palacio presidencial, en la capital Naypyidaw, para una reunión de 45 minutos previsiblemente centrada en la suerte de los 620.000 rohinyás que huyeron a Bangladesh escapando a la represión del ejército birmano.
«Su comprensión de nuestra necesidad de paz, reconciliación nacional y armonía social nos da esperanza y nos hace fuertes», dijo la líder birmana ante el pontífice, tras destacar que los problemas de su país «son muchos y exigen fortaleza, paciencia y valor».
La ceremonia de bienvenida oficial al pontífice es el principal acto en el programa de hoy del papa, que ayer se entrevistó con el jefe del Ejército birmano, general Min Aung Hlaing, en la primera jornada de su visita de cuatro días a este país.
Además, Francisco se reunió con 17 líderes religiosos de distintas confesiones en Yangón, la mayor ciudad de Myanmar, y defendió la diversidad en medio de la condena internacional por la persecución que sufren los musulmanes rohinyá en el país asiático.
El pontífice aprovechó su segundo día de visita para dialogar con líderes budistas, hindúes, musulmanes, cristianos y judíos en la residencia del cardenal Charles Bo, informó el portavoz del Vaticano, Greg Burke.
En un encuentro que duró unos 40 minutos, Francisco habló en español y les recordó que «es hermoso ver a los hermanos unidos», pero, añadió, «unidos no quiere decir iguales. La unidad no es uniformidad». «Cada uno tiene sus valores, sus riquezas, y también sus deficiencias. Y cada confesión tiene sus tradiciones, sus riquezas para dar. Y esto solamente puede ser si vivimos en paz», les dijo.
En Myanmar el 90% de la población es budista, pero con 135 etnias reconocidas y la presencia de varias confesiones. Unos 620.000 rohinyá huyen desde el 25 agosto desde el estado de Rakhine al vecino Bangladesh debido a la represión del ejército birmano, que fue tildada por el Alto Comisionado de la ONU y por los Estados Unidos como «limpieza étnica».
Con ese telón de fondo, Jorge Bergoglio instó a los líderes birmanos a «entender la riqueza de las diferencias étnicas, religiosas y populares» que representan. «No tengamos miedo a las diferencias. Construyan la paz y no se dejen igualar por la colonización», los animó.
«La paz se construye en el coro de las diferencias. La unidad siempre se da en la diversidad», agregó, según el texto del discurso proporcionado por la oficina de prensa vaticana.
El Papa se reunió con los religiosos antes de partir hacia la capital del país, Naipyidó, donde se reunió con la máxima autoridad civil de facto del país, la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, así como con el presidente Htin Kyaw, antes de pronunciar un discurso ante legisladores y diplomáticos.
Francisco es el primer jefe de la Iglesia católica en visitar Myanmar, en una gira asiática que continuará a partir del jueves por Bangladesh, donde permanecerá hasta el sábado.
Fuente: Ambito