Vas al supermercado, te das un paseo, haces la compra semanal y miras al carro. ¿Qué ves? Posiblemente, un montón de productos dispares que pertenecen, a priori, a diversas marcas. Ahora bien, ¿qué hay, en realidad, a quién estás entregando tu dinero? La realidad es que la variedad empresarial que aparenta tu cesta de la compra es mucho menor de lo que parece. Todo queda en casa.
O más concretamente, en una decena de compañías internacionales, megacorporaciones de proporciones gigantescas y casi inabarcables, que controlan la práctica totalidad del negocio alimenticio universal. Sus nombres a veces son conocidos (Danone, Kelloggs, Nestlé, Coca-Cola) y a veces no (Mondelez, Associated British Foods), pero bajo su amplio abanico se despliega un telar de marcas que, en esencia, resume lo que comes y compras cada semana. Y este gráfico lo demuestra.
¿Tus patatas favoritas, Lays? De Pepsico. ¿Tu cacao soluble preferido, Nesquik? De Nestlé. ¿Los helados que tanto te flipan, Ben & Jerrys? De Unilever. ¿Los cereales que tanto consumías cuando eras un crío, Cheereos? De General Mills. Y así con un montón de productos (no frecos), la mayoría orientados a los snacks, las chocolatinas, las bebidas refrescantes de toda clase y condición y, en términos generales, el vicio, productos que son un éxito de mercado porque están buenos y gustan a todo el mundo.
Naturalmente, el gráfico tiene sus limitaciones (en mercados locales, hay otros productos de marca blanca o producidos a nivel nacional que tienen gran preponderancia en los supermercados), pero sirve a un propósito concreto: explicar de forma muy gráfica y rápida cómo te afecta la «corporate consolidation», o dicho de otro modo, la fusión y compra de empresas más pequeñas por parte de grandísimos conglomerados empresariales. Una práctica oligopólica que concentra el mercado y limita la oferta.
Fuente: Magnet